Antes de la conquista española, la alimentación era igual que a los aborígenes. Los alimentos principales eran el maíz, la carne y el trigo. Después del descubrimiento de América, la influencia de la península Ibérica empezó a ser más fuerte sobre la comida. Los conquistadores españoles introdujeron la comida criolla con los guisos, sopas, la carbonada y el chorizo. El puchero por ejemplo, fue más consumido por los más pobres de la población.
La revolución de la gastronomía argentina realmente empezó con la llegada de los inmigrantes europeos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Esos inmigrantes no van a traer más ingredientes sino dar un mejor uso de los ingredientes que ya existen. El perfil culinario de Argentina se va a modificar muy rápidamente gracias a ellos.
Primero con los inmigrantes españoles que vinieron al final del siglo XIX y que influenciaron mucho en la cocina de los postres. Los piononos y los alfajores son dos postres que son relatos de la inmigración española.
El aporte más importante en la cocina argentina no viene de la península ibérica sino italiana. El gran porcentaje de italianos que vinieron a Argentina entre el siglo XIX y XX afectaron más que todos las recetas argentina. Ellos trajeron las pizzas, el aceite de oliva, pastas, milanesas, risotto, pesto y dieron un nuevo toque a los platos típicos de Argentina. En esa época, la llegada de la cocina italiana ayudó a paliar las necesidades de los más pobres que pudieron utilizar la harina para cocinar pasta, gnocchi etc.
La gastronomía Argentina también tiene una influencia francesa. Menos importante que las otras, los franceses en el siglo XX trajeron recetas típicas como la mousse o el soufflé. Esa influencia concierne principalmente los postres.